Cómo hacer una minuta: guía para abogados (as)

Resulta irónico, pero muchos abogados (as) saben hacer mejor su trabajo que cobrarlo. Te explicamos los tipos de pagos más habituales en la profesión, cómo realizar una minuta de abogacía y los factores que más influyen en el monto de la factura.

En el sector de la abogacía no existe una tabla de honorarios fijos. Hablamos de una oferta de servicios con gran variedad de precios que, sin embargo, puede levantar rechazo en los usuarios: cada vez son más los clientes que exigen conocer el coste de lo que están contratando, al menos una cifra orientativa.

Saber tarifar sus honorarios es esencial para competir en el mercado. Una habilidad para redactar minutas que, hasta hace poco se aprendía a base de experiencia, ahora debe ser resuelta desde el minuto uno del ejercicio de la profesión.

En este contexto, resulta interesante saber cuánto gana un profesional de la abogacía en 2023. El salario promedio de un letrado en España es de 23.000 euros al año, 11,79 euros/hora. Según los datos del buscador de trabajo Talent Show, la retribución evoluciona de los 19.568 euros anuales del profesional novel a los 36.000 tras unos años de ejercicio. Estas cifras se pueden más que duplicar y triplicar en el caso de profesionales sénior en grandes despachos.

Pero con independencia de sus ingresos, todos ellos deben saber recoger en una minuta los servicios prestados para resolver un procedimiento del cliente. Veamos cómo hacerlo.

 

Hoja de encargo, cada vez más presente

La buena práctica profesional aconseja que letrado (a) y cliente firmen una hoja de encargo profesional antes de empezar a gestionar el caso o, en ocasiones, después de algunos trabajos preliminares necesarios para su evaluación. Como ya se ha señalado, se trata de un ejercicio de transparencia profesional.

La hoja de encargo debe especificar los honorarios, listando qué tipo de servicios y gestiones implica y cuáles no (por ejemplo, los costes de notarios y procuradores). También debe prever los diferentes escenarios de futuras apelaciones por cualquiera de las partes. Por último, debe especificar un calendario de pagos.

Es muy importante recordar que la minuta del abogado también está condicionada por su especialidad. Aunque siempre hay excepciones, el coste por hora de un abogado (a) civil (de familia o inmobiliario) suele ser menor que la de un mercantilista. Y al contrario, la de un penalista mayor que la de un abogado especializado en administrativo.

 

 

Factores que deben valorarse

Partiendo del hecho de que la minuta siempre está condicionada por la naturaleza del encargo, no es lo mismo redactar un documento jurídico que asistir a un juicio laboral, el abogado debe tener en cuenta:

  • Precio por hora dedicada al caso. Teniendo en cuenta las diferentes funciones necesarias para sacar adelante el encargo del cliente. Se trata de un valor aleatorio en cuyo cálculo suele estar muy presente la experiencia y el prestigio profesional.
  • Dificultad del procedimiento. Una de las fórmulas para calcularlo es según la oferta del mercado jurídico en la ciudad en la que se trabaja: a mayor especialización mayor coste. Puede ocurrir que el abogado (a) no tenga experiencia en la materia, lo que implicará una mayor dedicación.
  • Horas invertidas. Reuniones, posibles desplazamientos, elaboración de varias demandas u otros documentos jurídicos… Hay que tener en cuenta que algunos casos requieren de muchas más horas de atención por parte del abogado (a).
  • Tiempo de resolución. Un factor que muchos profesionales olvidan a la hora de fijar sus honorarios son las expectativas de que el caso se prolongue en el tiempo. Cuando se extiende, incluso durante años, el abogado tiene la obligación de información al cliente de las novedades, lo que requiere de un número de horas que hay que tener presente.
  • Para evitar discusiones con el cliente, se debe especificar en la hoja de encargo quién se va a hacer cargo de los gastos. Cuestión en la que hay que diferenciar entre los más previsibles como tasas o fotocopias, y otros variables como contratación de peritos y expertos, gastos de investigación, viajes…
  • Evaluación del posible beneficio a percibir por el cliente. Es importante que el abogado se pregunte ¿qué se juega su cliente? y ¿qué gana? Cuando los beneficios son importantes se suele aplicar el concepto de honorario de éxito, por el cual el letrado (a) se quedará con un porcentaje del dinero recibido (el 10% es habitual) o el que se evita pagar por multas (el 8%).

De la suma de todos estos conceptos resultará una minuta, que debe especificar un calendario de pagos.

 

Las fórmulas de pago más habituales

Uno de los temas más importantes es definir la política de cobro de honorarios de tu bufete. En la actualidad hay diversas modalidades que se pueden resumir en los siguientes supuestos:

  • Contratación por servicio individual. Es el modelo clásico por el que el cliente paga una cantidad fija estipulada por el procedimiento en el que se asesora. En esta minuta pueden incluirse gastos extras por diferentes gestiones. También es habitual fijar determinados pagos por adelantado en concepto de provisión de fondos, ya que hablamos de procedimientos susceptibles de prolongarse en el tiempo.
  • Pago por horas. También muy habitual, al cliente se le informa del precio por cada hora de trabajo y, en razón de este acuerdo, se realiza la minuta.
  • Tarifa plana o planes legales prepago. Es una fórmula popular en legaltech, en la que hay un acuerdo con el cliente para el pago mensual de los servicios prestados, con independencia de las consultas que se realicen. En este modelo se suele especificar un límite a los servicios incluidos en la tarifa, de tal modo que algunos encargos pasarían a ser cobrados por otras de las fórmulas aquí detalladas.
  • Planes de contingencia. Un modelo en expansión, pero controvertido, importado de la cultura de la abogacía El abogado solo cobra si gana el caso, acordando un porcentaje con el cliente sobre la cantidad ganada en el litigio y, en ocasiones, el pago del cliente por determinados servicios prestados durante el procedimiento.
  • Honorarios mixtos. Se trata de una fórmula intermedia muy utilizada en el derecho laboral. La fórmula contempla unos honorarios fijos para gestionar el procedimiento y un porcentaje de las cantidades percibidas cuando se gana el caso. Estos porcentajes son muy diversos moviéndose del 10% al 30%.

 

 

 

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