¿Cuántas veces hemos dicho o hemos oído la expresión ¡qué rápido pasa el tiempo!? Seguro que muchas. Y es así, el ritmo de vida que llevamos comporta que el paso del tiempo sea algo de lo que no nos damos cuenta…hasta que algún factor determinante nos hace plantearnos que hay que tomar las riendas.
Esta sensación es diferente en el caso de las personas mayores: muchas veces les parece que el tiempo es lento, porque no tienen la actividad frenética de las personas que trabajan y cuidan de la familia.
Sin embargo, el tiempo pasa para todos, y debemos tomar conciencia de ello, ya que la prevención y una buena gestión de los cambios que se van produciendo en las personas mayores puede llegar a impactar en su economía y en la de sus familiares. Te lo mostramos con unos ejemplos.
La sorpresa de Javier al saber que sus padres podrían haber solicitado una ayuda pública
Pedro y María tienen 77 años. María es diabética y debe cuidar su salud. Su hijo Javier va a verlos a menudo, pero no está del todo tranquilo. Alguien del trabajo le dice que sus padres tienen un terminal de teleasistencia en casa que les da mucha tranquilidad, y le aconseja que lo solicite. Pero como Javier trabaja muchas horas, nunca encuentra el momento de ver cómo puede hacerlo y piensa que, como sus padres tiene una buena pensión, seguro que tendrán que pagarlo.
Un día Javier recibe una llamada de su padre diciendo que su madre se ha caído y que no puede levantarla. Rápidamente llama a una ambulancia y sale del trabajo para ir a casa de sus padres.
La caída no es grave, pero en el hospital la Trabajadora Social le indica que, debido a la edad y estado de salud de su madre, debería solicitar Grado de Dependencia y así podría optar a prestaciones públicas de teleasistencia y ayuda a domicilio. Javier pensaba que estas ayudas eran únicamente para personas en estado muy grave, sin recursos o sin familia, y nunca se había planteado informarse sobre ello.
En su caso la caída fue solo un susto, pero al día siguiente Javier contrató un servicio de teleasistencia de manera privada mientras empezaba a informarse de cómo tramitar la Dependencia y de los recursos a los que sus padres tenían derecho.
Conocer los servicios disponibles para las personas mayores y cómo tramitarlos es básico para recibir las ayudas y prestaciones a las que tienen derecho.
Juana: “Ojalá hubiera dado el paso cuando lo pensé por primera vez”
Carmen, viuda de 72 años, tiene buena salud, pero empieza a tener algunos despistes, aunque su hija Juana no le da mucha importancia: “Es normal, se va haciendo mayor”. Y Juana tiene razón, estos despistes pueden ser normales, pero ello no implica que no debamos empezar a tomar medidas.
Carmen tiene unos ahorros que siempre ha dicho que guardaba para no ser una carga si en algún momento necesitaba ayuda en casa.
Y finalmente llega este momento. Carmen sufre un ictus que le deja la parte derecha de su cuerpo con dificultad de movimiento, lo que le afecta también al habla.
Juana había pensado en algún momento en hacer que su madre le otorgara poderes preventivos, pero le daba cierto apuro proponérselo. Ahora su madre necesita recurrir a sus ahorros para pagar a una persona que la ayude en casa, pero no puede hacer la gestión ni puede firmar los documentos necesarios. Juana tiene que iniciar un proceso para que le asignen la curatela de su madre, un proceso que le costará tiempo y dinero. Si hubiera hablado con su madre y hubieran hecho el poder preventivo previamente, ahora no tendría que iniciar este proceso ni gastar dinero en él.
Además, Carmen sale del hospital en unos días y Juana tendrá que asumir el coste de una persona que la cuide en casa mientras gestiona la curatela y empieza a mirar si puede solicitar alguna ayuda pública.
Si Juana hubiera valorado realmente lo importante que era que su madre le asignara poderes preventivos, ahora se ahorraría un buen dinero y podría pagar los mejores cuidados para su madre con los ahorros que ella misma tenía para este caso.
Aunque los nombres y detalles de estos casos son ficticios, corresponden a situaciones que suceden más de lo que puede parecer.
Cuando tenemos personas mayores en nuestro entorno, es muy importante la prevención y la anticipación a posibles problemas que puedan surgir.
Si eres mutualista, te ayudamos en este proceso
Porque tienes a tu disposición a un equipo de Trabajadoras Sociales que no sólo te asesorarán y orientarán en cómo actuar con tus familiares mayores, sino que también tramitarán el Grado de Dependencia de tus familiares cuando sea conveniente, sin necesidad de pedir cita a Servicios Sociales y sin esperas.
Más información, aquí.