¿Qué habilidades debe buscar el joven abogado durante su etapa universitaria?

Sabías que los grandes despachos monitorizan en los últimos dos años a muchos de los abogados en sus dos últimos años de grado. #TDFF On The Road inicia su gira por las universidades españolas para preparar a los futuros letrados en el nuevo escenario laboral y jurídico.

¿Hacia dónde camina el nuevo ecosistema jurídico-legal? ¿Qué oportunidades ofrece el Derecho al futuro profesional? ¿Cuáles son las soft skills que convierten a un abogado del siglo XXI en más competitivo? Son algunas de las preguntas a las que la Ofelia Tejerina, profesora asociada de la Universidad Juan Carlos I y presidenta de la Asociación de Internautas, y Miguel Benito, abogado y tiktoker más conocido como Empleado Informado, han tratado de dar respuesta en la primera edición de #TuDefiendesTuFuturo On The Road.

“Para mí la comunicación es la clave de nuestro negocio”. Este fue uno de los contundentes mensajes con el que el jurista y estrella de TikTok con más de 1,2 millones de seguidores en redes sociales interpeló al público en el auditorio de la Universidad Juan Carlos I de Madrid. Por su parte, Ofelia Tejerina animó a “aprovechar lo que nos da la tecnología para ser lo más competitivos posibles”.

 

¿Y ahora qué?

“Lo digital ya afecta a todas y cada una de las disciplinas”, afirmó esta experta en Derecho Digital, si bien en su opinión no es el único cambio al que el joven abogado debe prestar atención para enfrentarse al nuevo escenario laboral de la abogacía.

En su exposición, Miguel Benito reflexionó entre las expectativas del estudiante de Derecho y la realidad que le espera en el despacho. Momento en que insistió sobre la importancia de la formación universitaria, sorprendiendo al auditorio al afirmar que los procesos de selección de los grandes despachos comienzan aproximadamente 18 meses antes de su graduación.

Otra clave de un escenario de cambio. “Yo he visto que el Derecho no ha avanzado al mismo ritmo que avanzaba la vida real”, argumenta Tejerina: “Nos preguntamos si a los despachos se les ha atragantado la tecnología. Y la respuesta es: sí”. Una coyuntura que puede ser favorable para el joven abogado”.

 

La ventaja del abogado nativo digital

No basta con tener un teléfono móvil y usar WhatsApp en el trabajo, la digitalización de la abogacía es un proceso mucho más complejo e integral. Lo sabíamos antes de la pandemia, años en que se aceleró el proceso de digitalización, pero una vez finalizada los cambios no han cesado: ahora la inteligencia artificial y el blockchain inyectan aún mayor presión al proceso.

Tejerina considera que gran parte de esta tecnología va a servir al abogado para tomar decisiones e interpretar. El cambio no es nuevo, aplicaciones como Jurimetría ya permitían medir la viabilidad del caso y las posibilidades de éxito, pero ahora hablamos de ChatGPT y otras IA aún más sofisticadas.

“Existe miedo en la profesión al pensar que estas tecnologías van a quitar mucho trabajo, pero también lo va a dar”, defiende Benito: “Toda oportunidad tiene un riesgo, pero también todo riesgo tiene una oportunidad. Y en este sentido, hay cosas que una inteligencia artificial nunca va a poder hacer. Una de ellas es sentarse con un cliente, escucharle y entender qué necesita. Los abogados estamos para aportar ese factor humano, y estas herramientas nos van a dar mucha información para hacerlo mejor”.

“Yo voy a agradecer que determinadas tareas del abogado, que son muy tediosas, las vayan a solucionar la IA”, bromeó Tejerina, “porque vamos a poder concentrarnos en las más creativas e interesantes”. Y es que ambos ponentes pusieron el acento en convertir las nuevas tecnologías en un aliado, no en un problema.

Benito anima al joven abogado a sacar partido al conocimiento de la tecnología que le ha acompañado desde que nació para ofrecer un valor diferencial: “Aplicar las nuevas tecnologías a tu profesión va a hacer que el valor que tú tengas en el sitio en el que estés sea muy superior, porque probablemente mucha gente por encima nuestra en el escalafón, no lo tiene”. Razón por la que anima a especializarse en aquellas disciplinas jurídicas donde la tecnología pueda aportar más.

 

Nuevas habilidades y competencias

Adaptarse o morir es el dilema que plantea la mesa. Pero no solo es una cuestión de nuevas tecnologías, también hay otras habilidades esenciales más humanas al margen del conocimiento jurídico. “Tenemos que tener una capacidad comunicativa potente. La oratoria es muy importante, pero sobre todo hay que comunicar con la mayor sencillez posible”, insiste Tejerina.

Interpretar, sintetizar, improvisar, empatizar, ser resiliente, trabajo en equipo, flexibilidad son algunas de las habilidades que se pusieron sobre la mesa importantes para el abogado, y para las que no cuenta con el auxilio de la tecnología.

En un recorrido donde los ponentes presuponen otras como los idiomas, la marca personal, emprendimiento y formación continua, Tejerina recuerda que “en el entorno actual, el 73% de las empresas valora más las soft skills que las habilidades específicas en el puesto de trabajo”.

 

Qué hace falta para entrar en un gran despacho

“Ya se supone que vais a tener el conocimiento jurídico, e incluso cuando no se tiene, se enseña” señala Benito: “Nadie espera que una persona con 24 años sea un crack en abogacía. Lo que se espera es que tenga interés, que sepa comunicarse. La clave para entrar en una gran empresa está en la entrevista con recursos humanos”.

Benito recuerda que el interés del socio del gran despacho es identificar qué puede aportar ese nuevo abogado a su departamento. Punto donde un conocimiento específico puede ser decisorio. Tejerina introduce también la importancia del networking al compartir su experiencia durante su etapa de formación cuando no se perdía ninguna conferencia de su interés en la que pudiera potenciar su formación y hacer contactos.

 

¿Y para montar un despacho propio?

“A día de hoy depende de tu capacidad para gestionar y para atraer clientes”. Pero Benito insiste aquí sobre la importancia de no edulcorar una realidad compleja: “Cuando tu montas tu despacho, un error en el que creo mucha gente cae es en pensar que tiene que triunfar en un mes o dos meses y que tiene que meter mucho dinero y esfuerzo”.

“Yo creo que es al revés”, continúa Tejerina, “tienes que pensar qué vas a hacer y tienes que lanzarlo al mercado, por ejemplo, yo quiero hacer un despacho muy especializado en propiedad intelectual, y quiero ver cómo responde [el mercado”]. Habla del producto mínimo viable, “cómo puede mi idea triunfar” destinando los mínimos recursos posibles para luego ir pivotando el modelo y escalándolo: “Nunca cometáis el error de que teniendo algo pequeño que no funciona, pensar que va a funcionar haciéndolo grande”.

 

Publicidad y abogacía

Benito recuerda que “la captación de clientes” es clave, y los clientes ya no llegan como antes poniendo un cartel en la puerta del despacho. Un contexto en el que la publicidad alcanza una importancia hasta ahora nunca vista en el sector de la abogacía.

Un factor de cambio no tan novedoso pero que ha alcanzado una nueva dimensión con las redes sociales. Buen ejemplo de la importancia de la presencia con contenido en las redes sociales es la propia experiencia del ponente con su propio despacho: Empleado Informado.

“La publicidad y el marketing se ha apoderado de prácticamente todo”, afirma Benito, “y aquí nos está llegando, tendremos que ser capaces de adaptarnos y de vender nuestros servicios. Si queréis ser abogados, una parte de vuestro trabajo va a ser el marketing, ya sea online u offline”.

La conversación entre los ponentes del #TDFF On The Road y el posterior debate con los asistentes se convirtió así en una interesante oportunidad para que los universitarios levantaran su mirada. Mirar más allá del Código Civil para empezar a pensar (y preparar) sus primeros pasos en el ejercicio de una profesión fascinante, en uno de los momentos de cambio más decisivos de su milenaria historia.

 

 

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